Refugio Natural (vivac) y diferentes maneras de instalar un toldo

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Hay ocasiones en las cuales nos podemos ver obligados a practicar la acampada de fortuna, bien porque no nos interese cargar con el peso de las tiendas o por cualquier otra razón.

Normalmente optaremos por la construcción de una choza o vivac que, sobre todo si el tiempo es malo, se puede hacer indispensable. Pero la construcción de un vivac nunca debe ser motivo para la destrucción de la vegetación del lugar. Utilizaremos materiales que encontremos esparcidos por el terreno: ramas desprendidas de los árboles, troncos, matojos, hierbas, piedras, y hasta barro.

Nunca se debe cortar ninguna rama, y mucho menos un árbol; tampoco deshacer un muro de piedras… (en el cerro Chena, San Bernardo hay un Pucará)

Los palos que elijamos debemos limpiarlos y descortezarlos, pues no hay que olvidar que debajo de una corteza aparentemente seca, podemos encontrar una rama carcomida, que se puede partir en cualquier momento. También nos serán útiles como materias primas, materiales secos y manojos de hierba que podamos tejer o atar con cuerda.

En bosques de pinos, o en vegas donde abundan los chopos y álamos, siempre será fácil encontrar una buena provisión de madera, que unida a un buen rollo de pita o nuestra destreza e imaginación, dará como resultado un buen refugio en cuestión de poco tiempo.

Aquí hay una serie de construcciones que puedan ser de utilidad; pero hay que tener siempre presente que un vivac no estará terminado hasta que esté bien firme y sea capaz de resistir el viento y el agua.

Un scout que no haya dormido una noche en un vivac… ¡algun día debe hacerlo!

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